domingo, marzo 27, 2016


Palabras de Arreola en Zapotlán

Aquí una selección de lo apuntado por Vicente Preciado Zacarías durante las “lecturas compartidas” de Juan José Arreola. (AT)

Hay que ser modestos: bastan unas cuantas obras —sobre todo si son fundamentales —para tener una visión del mundo.

La vida es una muerte evitada. Camina uno para no caerse.

Kafka fue un demente cuya lucidez fue precisamente su demencia.

El orden de lecturas de Kafka que yo sugeriría a propósito de sus novelas (incluyendo las novelas cortas) sería primero La condena, luego La construcción de la muralla china, después El proceso, El castillo (lo mejor de Kafka), posteriormente América y La metamorfosis hasta el final.

La nostalgia de su creador y de su creación hace al hombre crear.

Lo más notable en Pellicer es que siendo místico, es un sensual.

El positivismo podría definirse de la siguiente manera: hoy los hechos son así, mañana quién sabe.

Angustia viene de la palabra angostia, angostura. La angustia de pasar por el útero que es el túnel de la asfixia. La angustia tiene como fuente el acto de nacer.

Yo fui primero poeta; luego, escritor de prosa, prosa poética.

La melancolía es una forma de la psicosis. El mejor ensayo sobre la melancolía lo escribió Robert Burton. Es la historia clínica de su propia enfermedad. Murió de melancolía. El original data de 1621; está escrito en un inglés oxforiano y plagado de citas en latín. La grandeza del maestro me abruma. Necesitó de su enfermedad para vivir viviéndola —perdona la reiteración.

Ulises se lanza al periplo de la aventura; esto es el conocimiento occidental.

Muchos conocimientos no son de mi propiedad. Libro que no me agrega, ¡al carajo! Leo lo que me agrega.

El precedente de la obra de Rulfo está en los novelistas rusos inmediatos a la revolución. La biblioteca de Rulfo aún debe existir. Allí deben estar autores que él leyó en Guadalajara, en la casa de pensión donde yo también me asistía. Entre esos escritores rusos está Zamiatin.

El sueño ayuda a esperar la muerte.

El instinto de conservación individual y colectivo, o de la especie, es más fuerte después de una catástrofe. Lo primero que hace la especie es copular… para reproducirse.

La imagen de Juan Tepano —en La feria— es la de don Felipe Arreola, mi padre.

La poesía es buena cuando el poeta no supo lo que quiso decir, o dijo más de lo que quería decir…

Don Juan Ruiz de Alarcón tuvo el cuerpo jorobado, pero el alma preciosa y gallarda en el orden de las virtudes. La experiencia del mal, como en Lope, consuma el esplendor del genio. En el caso de Juan Ruiz de Alarcón, sucedió en el momento que es agredido por los monstruos: Lope, Quevedo y Góngora.

Schopenhauer es un hombre que esperó la gloria durante treinta años. Es el primer hombre triste de su patria. Un hombre que nunca fue joven. Desde pequeño fue sometido a un curso intensivo de vejez: hijo de un padre suicida y cruel, y de una madre desordenada y puta. Fue un niño canoso y prudente…

El teatro es una voluntad de vernos representados en los demás.

Sor Juana Inés de la Cruz es la estípite y cariátide del barroco.

Lo más notable en Dostoievski es la sensación del mal; pero hay, también, la nostalgia del bien.

Mi universidad fue el Fondo de Cultura Económica. Mi sopa de letras: los libros que leí intentando su corrección en galeras.

El primer contacto con lo monstruoso es con la madre.

El avión es un ataúd colectivo.

Febrero 2016

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